Al occidente de Antioquia en Armenia Mantequilla, un artefacto explosivo, fue detonado en el sector conocido como La Herradura una vereda cercana al casco urbano del municipio y dejó un cráter de dos metros de diámetro y una comunidad nuevamente golpeada por el miedo, puesto que en días pasados la patrulla de Policía fue baleada; un civil que se encontraba cerca del lugar sufrió una lesión leve en la frente.
Los habitantes se despertaron entre sobresaltos y preguntas. No era la primera vez que la violencia tocaba a su puerta, pero sí una de las más cercanas. La detonación fue certera, justo después del paso del vehículo oficial, como si quien la activó hubiese estado al tanto de cada movimiento.
El comandante de la Policía en Antioquia, coronel Óscar Rico, llegó con un diagnóstico rápido: “Esto es una represalia”. Según explicó, la acción estaría relacionada con la reciente captura de alias Pipe, presunto dinamizador de homicidios y narcotráfico en la zona, e hijo de alias Sarro, otro jefe del Clan del Golfo arrestado meses atrás.
La escena no dejó muertos, pero sí una advertencia clara. En Armenia Mantequilla, el conflicto no ha terminado y las estructuras criminales aún marcan presencia, y lo hacen con explosiones y silencios densos.
Las autoridades aseguran que no bajarán la guardia. Pero en los ojos de quienes vieron el humo desde sus ventanas, la esperanza sigue empañada por la incertidumbre. Porque en este rincón de Antioquia, el sonido de un estallido sigue doliendo más allá del cráter.