Nueva crisis diplomática entre Colombia y Estados Unidos

Estados Unidos retiró a su encargado de negocios en Bogotá, John McNamara, “para consultas urgentes” tras las “declaraciones infundadas y censurables” del Gobierno colombiano, informó el Departamento de Estado bajo la gestión del secretario Marco Rubio En respuesta, el presidente Gustavo Petro ordenó el regreso a Colombia del embajador Daniel García-Peña, argumentando la necesidad de revisar la agenda bilateral

El detonante de este choque diplomático fueron grabaciones que vinculan al exministro Álvaro Leyva con supuestos planes para forjar un “acuerdo nacional” que derrocase a Petro, incluso recurriendo a congresistas estadounidenses como Mario Díaz-Balart y Carlos Giménez. Aunque dichas voces han negado cualquier implicación, Washington consideró que los señalamientos “erosionan la confianza” entre ambos países

Petro respondió con contundencia: “Yo no me arrodillo ni me dejo presionar”, declaró en un acto público, al tiempo que descartó que el secretario Rubio esté involucrado directamente en un plan de desestabilización  “Colombia no se quedará sola… si Estados Unidos no quiere seguirnos, buscaremos a Europa”, añadió.

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La canciller saliente Laura Sarabia se pronunció en X celebrando la decisión de llamar al embajador y reafirmando su postura sobre una relación bilateral basada en respeto mutuo. Además, enfatizó que Estados Unidos sigue siendo un socio esencial frente a retos como el narcotráfico, la transición energética y la agenda climática.

Las tensiones previas —sobre extradiciones, vuelos de deportados y enfoque antidrogas— habían servido como antesala del enfrentamiento actual. Ahora, con diplomáticos de alto nivel en consulta, toda opinión pública y la agenda bilateral entran en una pausa prolongada.